martes, 27 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 12

En esta enseñanza Kenyon nos muestra como la teología moderna a desechado la posición de Dios como Padre, y a los creyentes como nuevas creaciones en Cristo Jesús.


Capítulo 10
LA VERDADERA CONCEPCIÓN DE DIOS

La conciencia de pecado nos ha dado una figura equivocada de Dios y una figura equivocada de la nueva creación.
Ella nos ha hecho ver a Dios, como un Ser Santo, Justo, Severo e inapelable que está siempre alerta para descubrir pecado en nosotros y condenarnos.
Esta concepción nos hace temer a Dios y alejarnos de Él.
Esta concepción es errónea; Él es un Dios Padre. 
Juan 14.23, dice que Él hará morada con nosotros. "Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él". 
Juan 16.27 dice: "Pues el Padre mismo os ama". 
Juan 17.23 dice: "Para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado". 
Esto es un completo rechazo de la teología moderna sobre Dios Padre.
Cuando lo conocemos como alguien que ama, el tierno Padre que anhela nuestra comunión y anhela vivir con nosotros, toda la figura es cambiada.
Nunca se le ha dado su lugar a la enseñanza de la relación.
Nunca hemos pensado en nosotros mismos como hijos e hijas de Dios.
Muchos de los himnos escritos en este asunto nos dicen que somos adoptados en la familia de Dios. 
Sabemos que un hijo adoptivo no es un hijo real y nunca podrá ser.
El hijo de Dios no sólo es recreado y nacido del Espíritu de Dios, sino que también es legalmente adoptado. 
Romanos 8.15, "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!". 
Él tiene una relación doble; una relación legal y una relación vital con el Dios Padre.
La Palabra declara que somos nuevas creaciones, que las cosas viejas conectadas con la "Naturaleza Caída" pasaron. Las cosas antiguas de la duda, del miedo y de la atadura a la enfermedad y la necesidad pasaron.
La realidad de la nueva creación nunca fue traído a la superficie. 
Romanos 6.5-11 dice: "Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza (o unidad) de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.". 
La nueva creación está completa en Cristo, perfectamente cuidada, perfectamente amada.
En presencia de esos grandes pasajes, como 2 Corintios 5.21, deberíamos rechazar todo pensamiento de debilidad y conciencia de pecado, levantarnos al nivel de nuestro lugar en Cristo y declarar nuestra libertad. 
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”
Nos hemos convertido en la justicia de Dios en él, pero hemos vivido como esclavos cuando deberíamos reinar como reyes. Cedemos sin luchar cuando oímos al adversario rugir sobre nuestra indignidad de permanecer en la presencia de Dios.
Cada vez que confesamos nuestra debilidad, rechazamos la obra consumada de Cristo y depreciamos nuestra posición y presencia en Cristo. 
Filipenses 4.13 dice: " Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". 
La mente de estar plenamente satisfecha con la evidencia de la nueva creación, una redención del dominio de satanás y la emancipación de los pecados.
Esto sólo puede venir a nosotros a través de la Palabra.
El problema del pecado deja de ser un problema en el momento que sabemos lo que somos en Cristo.
La fe sólo es un problema para aquellos que son ignorantes de sus derechos y privilegios y sus lugares en Cristo.
Hebreos 1.3-4 nos dice que cuando Cristo hizo la gran sustitución, se sentó la diestra de la Majestad en las alturas. 
"El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos”
Él no podía ser aceptado por el Padre y haber recibido ese trono a la diestra del Padre a menos que hiciera posible tener a la Nueva Creación, una comunión perfecta, y una posición perfecta con el Padre para todos los que crean en Él. 
Hebreos 9.11-12, nos dice que Cristo llevó su sangre al lugar santísimo celestial e hizo una redención eterna.
"Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.".

Si eso fue hecho, entonces nuestra redención es una cosa completa y terminada. Dios declara que lo es.
El dominio de Satanás sobre nosotros está terminado.
Hebreos 9.24-26, nos cuenta que Él está en la presencia del Padre a nuestro favor, después de aniquilar el pecado con su propio sacrificio.
Hebreos 7.25 dice: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos".
La palabra "SALVAR" también significa "CURAR".
En su mente no existen no curables.
Él pone el punto culminante en todo al declarar que hizo un sacrificio por los pecados para siempre, por lo que el hombre que lo acepta como Salvador se convierte en un Hijo de Dios.
Como su hijo, el hombre se convierte en la justicia de Dios en Cristo.
Ahora podemos acercarnos al Padre en cualquier momento o en cualquier lugar con la tranquilidad que tenemos una entrada.
La fe cesó de ser un problema. El pecado cesó de ser un problema. La justicia ha cesado de ser un problema. La filiación ha dejado de ser un problema.
Ahora somos en Cristo, nuevas creaciones, hijos de Dios.
1 Juan 3.2 dice: "Amados, ahora nosotros somos hijos de Dios".

No somos hijos problemáticos. Somos hijos dotados de Su capacidad, hijos amados del Padre.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Puedes leer los capítulos anteriores siguiendo estos enlaces:


Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 10
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 11

jueves, 15 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 11

En este capítulo Kenyon nos muestra cuales son los nuevos temas que introdujo Pablo en sus epístolas.


Capítulo 9
UN REDESCUBRIMIENTO DE LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

Hay una novedad que interesa en las epístolas.
Las epístolas de Pablo son una revelación de los dos lados del descubrimiento de la redención;  el lado legal y el vital de este poderoso plan.

LA RECUPERACIÓN DE LA JUSTICIA
Es una recuperación legal.
La definición de justicia tal como se ve en la revelación de Pablo es la capacidad de permanecer en la presencia de Dios sin el sentimiento de culpa o inferioridad. 
El gran tema principal de las epístolas es la nueva justicia en contraste con la antigua justicia bajo la ley.
Una es por la gracia, la otra por obras. Una era una justicia limitada, la otra una justicia ilimitada. Una dio al hombre la posición de siervo, la otra la posición de hijo.
Este nuevo tipo de justicia fue el "misterio escondido por los siglos". Fue revelado por Dios a través de Pablo.
Es la revelación del nuevo tipo de comunión basada en fundamentos legales.
El hombre perdió su comunión en el huerto. Ella no le había sido restaurada.
La comunión es el último de los sueños de Dios para el hombre. 
En 1 Corintios 1.9 dice: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor".
Nuestra comunión es con el Padre y con el Hijo.

EL NUEVO TIPO DE AMOR.
Es la revelación de un nuevo tipo de amor.
El amor natural, humano ha fallado. Es la tragedia de la raza humana. El amor es la mejor cosa que el hombre natural tiene, pero él se vuelve a la envidia, amargura y algunas veces el homicidio.
Este nuevo tipo de amor nunca es egoísta, nunca busca su propio interés. Viene del corazón de Dios Padre que es amor.
Este nuevo tipo de amor es la mayor cosa que ha venido al hombre. Es la solución al problema humano.
No es sólo la revelación de estas poderosas cosas, sino que es también la revelación del nuevo tipo de vida. 
Jesús dijo: "Yo he venido para que tengan vida". 
La Nueva Creación está recibiendo la naturaleza y la vida de Dios.
Esto hace del hombre Hijo de Dios, hace del hombre uno con Cristo y uno con el Padre.
Es la característica más vista del Cristianismo; el mayor milagro de los tiempos.

UN NUEVO PACTO
Es la revelación de un nuevo pacto.
El Antiguo Pacto con sus ofrendas, sacrificios y leyes fue cumplido y dejado de lado.
El Nuevo Pacto fue instituido con el sacrificio de Jesucristo.
Él se convirtió en el Sumo Sacerdote y nosotros nos convertimos en sacerdotes de este Nuevo Pacto.
Es el Pacto que une al creyente a Cristo y Cristo al creyente; siendo Jesús mismo la garantía.
Es la llegada de una nueva sabiduría.
Cristo fue hecho sabiduría para nosotros. Es la sabiduría que viene de arriba.
Esta sabiduría que viene de arriba es la capacidad de entender el conocimiento de la revelación.
La sabiduría es el fruto del espíritu humano. Este nuevo tipo de sabiduría es el fruto del espíritu humano recreado.
Es la revelación del señorío de Jesús, así como el señorío del amor y el señorío de la Palabra. 
Todos significan prácticamente lo mismo.
Es la revelación de un nuevo tipo de fe, de una fe que camina, de una vida de fe.
El cristianismo es llamado "la fe".
Es la revelación de la Iglesia como Cuerpo de Cristo.
Es la revelación de la obra de Cristo de la cruz al trono.

martes, 13 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 10

En este capítulo Kenyon nos enseña como es que Dios restauró nuestra justicia en Cristo.


Capítulo 8
LA JUSTICIA RESTAURADA
La conciencia universal del pecado es la madre de todas las religiones de la tierra.
El hombre ha tratado de librarse por sí mismo del sentido de culpa y pecado.
Este sentido se manifestó en el miedo de Adán al encontrar a Dios y su deseo de cubrir su desnudez.
La revelación de Dios y el desarrollo de esta revelación han tenido una finalidad; restaurar la justicia al hombre. 
El significado de la justicia en este sentido es la habilidad de permanecer en la presencia de Dios sin el sentido del pecado, la culpa o la inferioridad. Esto también incluye la relación legal de hijo, y la comunión con Dios Padre.
Cuando Adán pecó, inmediatamente perdió su comunión con Jehová y la capacidad de acercarse a Él.
Esta conciencia del pecado ha robado al hombre su fe y lo ha llenado de un sentimiento de indignidad que domina la conciencia humana hoy. 
Ahora el problema es éste: ¿Dios ha provisto una redención que llevará tal conciencia de pecado y permita al hombre venir a Su presencia y permanecer allí como hizo Jesús?
Si Dios pudo hacer esto, entonces la fe es restaurada, pues el gran enemigo de la fe es el sentirse indigno.
La teología ha fallado al interpretar el plan de la redención como una manera de quitar esta conciencia de pecado de las mentes de los que aceptan a Cristo. 
De hecho, muchos ministros que están clasificados entre los ortodoxos, continuamente predican el pecado en lugar de la justicia y mantienen a sus congregaciones bajo condenación más que guiarlos a la libertad donde la fe puede funcionar.
He llegado a ver que la base de la fe real es dejar al cristiano saber que la justicia le ha sido restaurada. 
En Job 33.26, está una profecía que es muy llamativa. Es una figura del Nuevo Nacimiento. 
Sólo puedo darle un versículo, "Orará a Dios, y éste le amará, y verá su faz con júbilo; y restaurará al hombre su justicia".
Hay tres hechos aquí.
El primero, el hombre ora y Dios escucha su oración.
Segundo, "verá su faz con júbilo" - comunión restaurada.
Tercero, "restaurará al hombre su justicia".
En estas tres afirmaciones tenemos el resultado de una redención completa.
En otro capítulo le mostraré los diferentes tipos de justicia que son concebidos al hombre a través de los tiempos, hasta que Dios en Cristo nos restauró perfectamente, Dios nos dio la justicia.
El libro de Romanos es una historia de cómo Dios nos ha restaurado la justicia a nosotros en los fundamentos de la fe en Jesucristo. Es el gran drama de la humanidad.
En Romanos 1.16-17, Pablo declara, "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”
Esta justicia que es revelada es la justicia que el creyente recibe en Cristo.
En los primeros tres capítulos, hasta el décimo octavo versículo del tercer capítulo, Dios muestra cómo ambos, el judío y el gentil, han fallado completamente en alcanzar una justicia que les daría una posición ante Dios.
Concluye el argumento en Romanos 3.9-18 con catorce acusaciones en la gran acusación contra el hombre. 
En la primera acusación dice: "No hay justo, ni aun uno".
Ningún hombre tiene una posición delante de Dios fuera de Cristo.
Estas catorce acusaciones son contra el hombre no regenerado, no contra el cristiano.
En los versículos 19 y 20 hace un resumen del caso. Él muestra que el gentil sin ley falló y que el judío bajo la ley ha fallado en alcanzar la fe ante Dios.
Entonces en Romanos 3.21-26, tenemos una afirmación de Dios de cómo esta justicia fue restaurada al hombre bajo fundamentos legales. 
"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas". Otra traducción dice, "Una justicia vino a la luz".
¿Viste la expresión "aparte de la Ley?".
Independientemente de la ley, la justicia de Dios ha sido manifiesta, siendo testimoniada por la ley y confirmada por los profetas.
"La justicia (no "UNA" Justicia, sino la justicia) de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia".
Romanos 3.26 dice: "Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” 
Dios no tiene temor de convertirse en la justicia del hombre que tiene fe en Jesús porque Él planeó esta redención.
Es fe en su propio Hijo y en lo que el Hijo hizo por el hombre.
Dios no tiene vergüenza de convertirse en la Justicia de la Nueva Creación.
Si hay algo que debemos liberarnos y levantarnos el sobre ese viejo maestro, "la conciencia del pecado", este es un hecho. 
En 1 Corintios 1.30, Jesús es declarado nuestra Justicia.
"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención".
Aquí Dios declara que es nuestra justicia.
Y en 2 Corintios 5.21, por el nuevo nacimiento Él nos hace Su justicia en Cristo.
Ningún hombre que recibió la vida eterna y dio a su espíritu una oportunidad de desarrollarlo por alimentarse de la Palabra puede desafiar su posición con el Padre.
Nunca más te atrevas a encogerte ante la enseñanza el pecado del moderno púlpito y mirarte a tí mismo como un fracasado y esclavo del pecado.
Él es un señor. Él tiene tanto derecho ante el trono de la gracia como Jesús tiene. Él tiene tanto derecho de la presencia del Padre como el Padre tiene derecho a sentarse en su propio trono.
¿Por qué? Porque el Padre planeó e hizo la redención a través de Su Hijo y puso su sello sobre esta obra redentora haciendo al creyente en Jesucristo Justicia con su propia Justicia.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Puedes leer los capítulos anteriores siguiendo estos enlaces:

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9

jueves, 8 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9

En esta lección veremos que somos la nueva criatura en Cristo, como lo viejo pasó y se nos impartió una nueva naturaleza en Cristo.


LA NUEVA CREACIÓN
2 Corintios 5.17. Nosotros ya hemos usado usamos este pasaje una vez, pero vayamos cuidadosamente una vez más ahí.
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo".
Observa primero: "De modo que si alguno está en Cristo".
La expresión "En Cristo" significa que cuando un hombre nace de nuevo, viene a Cristo. Así como las ramas están en la vid, el creyente está unido a Cristo. 
Romanos 6.5 dice: "Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección". 
Esta es nuestra unión con Cristo. Tal unión significa que estamos en él.
Luego dice: "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es".
No es un problema de pecados perdonados, ni un problema de tener suficiente arrepentimiento; sino es un problema del verdadero nuevo nacimiento.
El hombre natural está sin Dios, sin esperanza, muerto espiritualmente, es un hijo del adversario, y por naturaleza un hijo de la ira. Cuando acepta a Jesucristo como su Salvador, lo confiesa como su Señor, en ese mismo momento es recreado por recibir la vida eterna, la naturaleza de Dios.
En Juan 10.10 dice: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".
Juan 5.24 declara que quien cree en él pasa de la muerte a la vida y no va a juicio.
1Juan 5.12 dice: "El que tiene al Hijo tiene la vida". Y 1 Juan 5.13 dice: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios".
Esto no es una esperanza de vida eterna. Esto es el verdadero recibimiento de la vida eterna, la naturaleza de Dios.
Cuando recibes esta naturaleza pierdes la vieja naturaleza de satanás.
No puedes tener dos naturalezas al mismo tiempo, si pudieras pertenecer a dos familias al mismo tiempo, Dios sería tu Padre, y Satanás sería tu padre. Cuando murieras tendrías que ir a ambos lugares, el cielo y el infierno.
La parte del hombre que es recreada es tu espíritu. Tu intelecto es renovado, tu cuerpo enfermo es curado.
Quiero que usted vea claramente que esta Nueva Creación creada en Cristo Jesús, que se convirtió en participante de la naturaleza divina, pasó del dominio de satanás al dominio de Jesucristo.
Jesús es el Señor de esta nueva creación. 
En Gálatas 6.15 dice: "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación".
Efesios 2.8-9 dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe".
Todo lo que un hombre no salvo hace en el arrepentimiento, en la renuncia de pecados, en la penitencia es obra de hombre no regenerado. Esto no tiene mérito delante de Dios.
Dios trata al pecador como lo que es. No importa cuán profundo sea el pecado que hizo, el nuevo nacimiento lo enderezará.
Pensábamos que si el pecador pudiera orar lo suficiente, podría arrepentirse hasta que Dios lo perdonara. Todo eso es antibíblico.
Era cierto para un judío bajo la ley, pero no para un pecador bajo la gracia.
El pecador está muerto. Todas las buenas obras que hace son obras de pecado. Él es pecado. Dios no quiere tales obras.
Dios lo trata como lo que es; lleno de pecado, rebelión, naturaleza satánica, y le concede Su naturaleza. 
Su naturaleza quita esa suciedad, la naturaleza sucia de satanás y lo hace una nueva creación. Todos los pecados de la vieja creación se cancelan instantáneamente.
El siguiente paso en el drama es el punto crucial de todo. 
En 2 Corintios 5.21 dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". 
Todo lo que hicimos hasta aquí fue para una finalidad: para que pudiéramos volvernos la justicia de Dios en Cristo.
¿Qué significa la justicia?
Es la capacidad de permanecer en la presencia del Padre como si el pecado nunca hubiera existido, tan libres como Adán antes de pecar. 
En Juan 8.36 dice: "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente (o realmente) libres".
En la Nueva Creación el Hijo nos hizo libres.
Romanos 8.1 dice: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús".
Somos nuevas creaciones. Somos la justicia de Dios en Cristo. Hemos llegado. Somos hijos de Dios.
La única justicia que la Iglesia conoció fue la del tipo Calvinista que hace indigno al hombre justo.
Este nuevo tipo de justicia, que Pablo describe es la justicia de hombre justo que Dios lo hizo bueno al impartir Su naturaleza en él.
Cuando Él dijo que mi justo vivirá por la fe, Él está describiendo una nueva creación que se hizo justa con su propia naturaleza.

Esta no es una justicia legal, ni una justicia imputada, sino una verdadera impartición de la misma naturaleza justa de Dios.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Quizás te interese leer las entradas de los capítulos anteriores:


Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8

martes, 6 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8

En este capítulo Kenyon nos muestra como es que la justicia es legalmente nuestra debido a que Jesús tomó nuestro lugar y se hizo pecado por nosotros.


Capítulo 7
LA JUSTICIA LEGALMENTE NUESTRA
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 
Dios hizo a Jesús pecado. El pecado no fue sólo computado a Él, sino Su espíritu de hecho se convirtió en pecado.
Él murió dos veces en la cruz. 
Isaías 53.9 (Interpretación Marginal) "Y ellos hicieron su sepultura con el perverso, y con el hombre rico en Sus muertes.
Observa que "en sus muertes" está en plural. 
Él murió espiritualmente en el momento en que Dios puso el pecado sobre él y lo hizo convertirse en pecado. Él murió físicamente horas después. 
Él murió en el espíritu. Esto se menciona en 1 Timoteo 3.16 que Él fue justificado en el espíritu y en 1 Pedro 3.18 que Él fue vivificado en el espíritu. 
Lo más pronto que Él fue justificado, en ese momento la justificación perteneció al mundo, pues Él fue nuestro sustituto. 
Romanos 4.25 dice: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación".
¿Cuándo fuimos justificados? Cuando Jesús fue justificado.
¿Cuándo fue justificado Jesús? Cuando fue vivificado en el espíritu.
Esto explica dos pasajes. 
Hechos 13.33-34 donde Dios dice, hablando del Señor Jesús: "Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy".
Y Colosenses 1.15-18: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación... y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos". 
Jesús fue la primera persona que nació de nuevo.
Él fue el primero que nació, y Su nacimiento de la muerte hacia la vida fue por nosotros. 
Ahora podemos entender Efesios 2.10: "Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús". 
¿Y cuando él hizo tal obra? En el tiempo en que les acabo de decir, en el momento en que fue hecho pecado, justificado, resucitado de la muerte, llevado su sangre al Lugar Santísimo Celestial y sentado la diestra de Dios.
Él se sentó porque su obra fue consumada, para que la nueva creación pueda convertirse en una realidad.
Ahora los hombres pueden pasar de muerte a vida, pueden convertirse en la justicia de Dios en Él.
Si Jesús fue hecho justo, y hecho tan justo al punto de que pudo salir del infierno e ir al cielo, si después de haber sido hecho pecado, pudo llegar a ser tan justo hasta el punto de que pudo ir a la presencia del Padre, sentarse a su diestra, y ser aceptado allí por el Padre, entonces aquel que acepta a Jesucristo como Salvador, confiesa Su señorío y recibe la vida eterna, se hará tan justo como Jesús porque Jesús fue hecho para nosotros Justicia de Dios. 
No te detengas aquí. Atrévete a volver a Romanos 3.26 y lee en la Versión Americana:
"Que Dios mismo pudiera ser justo, y la justicia de aquel que tiene fe en Jesús".
Aquí Dios declara que Él mismo se convierte en la justicia del hombre que tiene fe en Jesús como un Salvador y lo confiesa como Señor.
Si nos convertimos en la justicia de Dios en Cristo, y la justicia significa la capacidad de permanecer en la presencia del Padre sin condenación y con absoluta libertad, entonces Dios resolvió el problema de la conciencia del pecado.

CÓMO DIOS TRATA CON EL PROBLEMA DEL PECADO
Ningún hombre puede estar seguro con Dios simplemente porque tiene sus pecados perdonados. Esto dejaría la vieja naturaleza que produce estos pecados aún ser la dueña de la situación. 
Pero cuando un hombre se convierte en un hijo de Dios, es una nueva creación.
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo".
Hay una perfecta reconciliación. No podría ser una reconciliación perfecta si hubiera pecado en esta nueva creación.
Él hizo del hombre un nuevo ser.
Al mismo tiempo todo lo que el hombre ha hecho en su vida pasada es cancelado, borrado como si nunca hubiera cometido pecado.
La palabra "Remisión" nunca se usa en relación con el creyente. Siempre se utiliza en conexión con el nuevo nacimiento. 
Los pecados de un hombre son cancelados sólo una vez.
Ocho o nueve veces "APHESIS" se traduce "PERDÓN". El perdón nunca se usa en conexión con el nuevo nacimiento.
Como una ilustración 1 Juan 1.9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad".
Esto no está escrito para el hombre no salvado. Está escrito para el creyente que perdió la comunión con el Padre. 
El perdón pertenece al creyente.
La remisión pertenece al pecador.
Observa cuidadosamente que la naturaleza del pecado está eliminada y la nueva naturaleza toma su lugar. 
Todos los pecados que la vieja creación cometió son borrados como si nunca hubieran existido. Dios no tiene recuerdo de ellos.
Cuando un hombre te dice que debes confesar los pecados que cometiste antes de nacer de nuevo, es ignorante del trato de Dios con el problema con el pecado. La nueva creación no tiene pecados y pecado.
Si hubiera pecado, no habrían nacido de nuevo. Si tuvieran pecados, sus pecados nunca serían cancelados.
Hebreos 9.26 dice: "Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado".
Aquí tenemos la afirmación de Dios en relación con el pecado. El hombre puede convertirse en una nueva creación porque su naturaleza pecaminosa fue puesta en Jesús.
Cuando fue hecho pecado y acabó con el pecado, el problema del pecado fue una cuestión cerrada.

El hombre más perverso que ha vivido puede aceptar a Jesucristo, y en el instante que lo acepta, se convierte en una nueva creación. Cuando se convierte en una nueva creación, la naturaleza del pecado deja de ser y una nueva naturaleza toma su lugar.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Quizás te interese leer las entradas de los capítulos anteriores:

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7

viernes, 2 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7

En esta clase Kenyon nos muestra que Dios mismo es nuestra justicia.

Dos clases de justicia - Kenyon

Capítulo 6
¡DIOS MISMO ES NUESTRA JUSTICIA!
Debe haber más en este asunto de la Justicia de lo que percibimos. Sabemos que ella es la clave de la revelación dada a Pablo.
Él dijo que no se avergonzaba de las "Buenas Nuevas", pues no eran sólo para dar salvación a los hombres, sino que "En ella se revela la Justicia de Dios de fe para fe" (Romanos 1.7). 
Entonces en Romanos 3.21-22 vemos: "Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo". 
Después de declarar el hecho de que nuestra redención en Cristo en este capítulo, hace una declaración en el verso 26: "Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús". 
Esto está casi más allá de nuestra comprensión cuando Dios declara que Él mismo se ha convertido en nuestra Justicia.
La justicia significa la capacidad de permanecer en la presencia de Dios sin el sentido de culpa, condenación o inferioridad.
Una redención que digna de Dios debía hacer eso. El hombre estaba separado de Dios. Debía ser restaurado. 
Detrás de esto se encuentra la tragedia del corazón de que el hombre es la razón de la creación. Cuando el hombre pecó, él mismo se separó de la comunión con el Padre.
El drama entero de la redención es consumado en esto; el hombre debía ser restaurado a la perfecta comunión con el Padre y esto debía ser hecho sobre fundamentos legales.
Cualquier redención que no restaure al hombre una comunión perfecta y una relación perfecta bajo los fundamentos legales no será digna del Padre y no llevaría al hombre al lugar que Dios planeó para él. 
El objetivo de la justicia es dar al hombre comunión. Por eso la encarnación tuvo lugar, el ministerio público de Jesús, y luego la cruz donde fue hecho pecado.
Él permaneció bajo juicio hasta que se hizo justicia. Cuando él fue hecho justo y se le dio vida, Él conquistó a nuestro adversario y se levantó de la muerte.
Sabemos que fue hecho pecado por nuestro pecado. Sabemos que Él fue hecho justo, porque entró en la presencia del Padre después de su resurrección como cabeza de la Nueva Creación.
Sú Él, que fue muerto espiritualmente y hecho pecado por nuestro pecado, pudo ser hecho Justicia y restaurado la perfecta comunión con el Padre, sobre la base de los fundamentos legales, Dios puede recrearnos y darnos la misma justicia y comunión disfrutados por el Maestro.

ALGUNOS HECHOS SOBRE LA JUSTICIA
Romanos 4.25 dice: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación". 
Romanos 5.1 dice: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 
La paz es comunión. Aquí está la declaración que cuando Cristo resucitó de la muerte, resucitó porque la justicia fue puesta a nuestra cuenta.
Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, esta justicia se convierte en una parte de nuestro ser porque nos convertimos en participantes de la naturaleza divina. La naturaleza divina es la justicia, entonces nos volvemos justos con Su naturaleza; Su misma justicia.
2 Corintios 5.17-19 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo". 
No sólo hay una perfecta justicia, sino también una perfecta reconciliación.
Y lo extraño sobre eso es, "Y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación". 
La reconciliación viene a nosotros a través de la nueva creación. En el momento en que recibimos la vida eterna, nuestros espíritus son recreados. Nos convertimos en sus hijos e hijas.
Con la nueva creación viene la reconciliación, la justicia y la comunión.
El gozo de la vida cristiana está en la comunión con el Padre. Cuando estamos en comunión, la fe fluye naturalmente. Cuando estamos fuera de la comunión la fe disminuye y se debilita. 
La comunión se mantiene a través de la Palabra y la intercesión de Jesús. Él es nuestro abogado a la diestra del Padre.
La justicia nos da ahora una posición con el Padre, nuestro derecho ahora de usar el nombre de Jesús, nuestra posición como hijos e hijas y nuestra victoria sobre el adversario.

El creyente debería estar continuamente testificando y confesando su justicia y su comunión en Cristo.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

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Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2

jueves, 1 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6

En la enseñanza de hoy Kenyon nos muestra como es que Dios nos hizo justos por medio de la obra terminada de Cristo

Dos Clases de Justicia

Capítulo 5
CÓMO DIOS NOS HACE JUSTOS
Nuestra posición con Dios está en el campo de la fe en Jesucristo. En otras palabras, Dios puso sobre Jesús nuestras iniquidades. 
2 Corintios 5.21 dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". 
Jesús fue más que una ofrenda por el pecado. Él realmente se hizo pecado con nuestros pecados. Se hizo injusticia con nuestra injusticia.
Como nuestro sustituto por el pecado, soportando nuestros pecados y apoyándonos, fue al lugar de sufrimiento después de que dejó su cuerpo. Él permaneció allí hasta que cada clamor de la Justicia contra nosotros fue satisfecho.
Él fue nuestro sustituto, tomando nuestro lugar, siendo hecho pecado por nuestro pecado. Él fue a la prisión a la cual los pecadores eran sentenciados y sufrió hasta que fue cumplido todo lo que nos era contrario. 
Era la Deidad sufriendo por la humanidad, y siendo Deidad, pudo pagar la penalidad.
Cuando la Suprema Corte del universo declaró que lo que Dios había hecho en Cristo era suficiente, que Sus sufrimientos eran adecuados y cumplían cada exigencia de la Justicia, Él declaró que Jesús fue justificado o hecho justo. Romanos 4.25 dice: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación".
En 1 Timoteo 3.16, Pablo dice que Él fue "justificado en el espíritu", y en 1Pedro 3.18, leemos que Él fue "Vivificado en el espíritu".
Él resucitó de la muerte, por lo que Él fue llamado varias veces: "El Primogénito de entre los muertos". 
Dios puso sobre Él nuestros pecados. Se hizo pecado, fue hecho para sufrir en nuestro lugar.
Cuando él cumplió la exigencia de la justicia, la muerte ya no pudo retenerlo.
Él fue "declarado justo". Él fue "vivificado". 
Se convirtió en "el primogénito de entre los muertos", la cabeza de la Nueva Creación (Colosenses 1.18).
Cuando creemos en Jesucristo como nuestro Salvador, Dios es capaz de declararnos justos por lo que Jesús hizo.
La justicia restaura la quietud y el descanso al espíritu. Ya no tenemos miedo de las cuentas, no más con miedo a las circunstancias.
La fe se levanta inconscientemente y nosotros encaramos la más adversa condición con el sentido de superioridad.
Somos señores. No hay nada que el hombre necesite hoy más que el sentido de la justicia.

Hay dos fases para esta justicia.
La primera, Dios nos declara justos, y la segunda, somos hechos nuevas creaciones.
Nos convertimos en participantes de la Divina Naturaleza, por lo que somos justos por naturaleza y justos por la fe. 
Ahora podemos entender 2 Corintios 5.21: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".  
¿Para qué? "Para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".  
Así como Dios hizo pecado a Jesús, Dios nos hizo justos en el momento que lo aceptamos. 
"Siendo justificados gratuitamente por su gracia (o siendo hechos justos gratuitamente por su gracia) a través de la redención que está en Cristo Jesús".
Lo hizo, "para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados".
¿Qué quiere decir con eso?
Desde el tiempo de la caída de Adán hasta la crucifixión de Jesús, Dios trató del pecado con sangre de toros y machos cabríos. Levítico 17.11 dice: " Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona 
La palabra "EXPIACIÓN" significa "CUBRIR". Ella nunca se usa en conexión con la sangre de Cristo porque la sangre de Cristo no cubre; - ¡nos limpia!
No necesitamos ser cubiertos.
Bajo la ley el pecado no era quitado. No era lavado. Sólo estaba cubierto por la sangre de toros y machos cabríos.
Ahora por la fe podemos tener a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor. Cuando lo hacemos nos hacemos justicia de Dios en Él.
Al ser justos por Su gracia, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.
Habiendo sido hechos justos, habiendo sido declarados justos por la Suprema Corte del universo, habiendo tenido esta comunión restaurada que fue deshecha a través de los siglos, la paz de Dios que excede todo conocimiento inunda nuestro ser (Romanos 5.1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo").
Ahora podemos permanecer en Su presencia sin ninguna conciencia de pecado, sin ningún temor, porque, "Así como Él es, somos nosotros en este mundo".
Él es justo. Él mismo nos declara justos y nos hace justos.

RESTAURANDO LA JUSTICIA PERDIDA
Este fue el mayor problema de Dios.
¿Cómo podía Dios legalmente restaurar al hombre su justicia perdida y seguir siendo Él mismo?
Los primeros ocho capítulos de Romanos tratan con este problema y nos dan a la solución. 
Efesios 2.12 dice: "Sin esperanza y sin Dios en el mundo".
El hombre caído está sin Dios y sin esperanza.
Él está espiritualmente muerto, es un participante de la naturaleza de Satanás. Él no tiene posición ante Dios. No tiene ciudadanía ni derecho legal de apelación. Él está como un condenado en una penitenciaría estatal. 
Él está en unión espiritual con el enemigo de Dios. Su naturaleza es enemiga de Dios. Él no está sujeto a la voluntad de Dios y no puede estar, hasta que sea recreado (Romanos 8.7: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”).
¿Cómo podía Dios reconciliar al hombre consigo mismo, haciéndolo justo, y restaurarlo la perfecta comunión? 
Esto sólo podía ser hecho por el propio Hijo de Dios tomando el lugar del hombre, yendo al encuentro de cada exigencia de justicia y poniéndose al nivel de hombre perdido (2 Corintios 5.17-21).
Jesús lo hizo y, después de que la exigencia de la justicia fue cumplida, fue justificado en el espíritu.
No sólo fue justificado en el espíritu, sino que fue vivificado en el espíritu. 
Él fue recreado hasta que Dios le dijo: "Tu eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”.
Cuando Jesús fue declarado justo, justificado y vivificado, entonces fue restaurado a la perfecta comunión con el Padre.
Después de que se restauró la perfecta comunión con el Padre y pudo entrar en el cielo como si nunca se hubiera pecado, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Él hizo una perfecta sustitución por el hombre.
Lo hizo posible no sólo para justificar al hombre, sino también para recrearlo perfectamente. 
En base a esto, el hombre se reconcilió con Dios. Ahora tiene el derecho de tener comunión y amistad con el Padre; para permanecer en Su presencia como si nunca hubiera pecado.
El hecho de que Jesús pudo dejar la morada del perdido e ir directamente a la presencia del Padre, prueba que el más vil pecador puede hacer lo mismo a través de Jesucristo nuestro Señor. 
No hay diferencia en lo malo que pueda ser un hombre, si acepta a Cristo como su Salvador y lo confiesa como su Señor, Dios lo hace una nueva creación. Ese hombre se convierte en la justicia de Dios en Cristo.
La justicia se convierte en una realidad viva en él.
En el jardín, Adán tenía una comunión perfecta con Dios. Ninguna obra que Dios pudiera hacer para el hombre podría ser perfecta a menos que le devolviera al hombre su justicia perdida, su privilegio de comunión perdida y su dominio perdido.
Su justicia perdida y su comunión perdida son restauradas en la nueva creación.
En el momento en que tu justicia es restaurada, tu dominio perdido es también restaurado en el uso del Nombre de Jesús.
"Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré".

EL HOMBRE JUSTO
"La oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5.16). 
Tú eres un hombre justo y por eso tu oración puede mucho.
Elías fue considerado justo, un siervo de la justicia. Tú fuiste hecho justo por recibir la naturaleza del Padre. No hay límites para tu vida de oración. Ahora tienes dentro de ti todos los elementos que son necesarios para hacer de ti todo lo que el Padre soñó que serías en Cristo. 
Atrévete a orar, atrévete a usar el nombre de Jesús, atrévete tomar tu lugar. Se osado tal como el Maestro cuando trató con satanás y con la enfermedad porque tienes Su nombre, tienes Su capacidad, Él es ahora tu sabiduría y la fuerza de tu vida.
El secreto de la victoria es actuar sin miedo, confesar confiadamente que Satanás te teme.

Eres un hombre justo.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

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